Bajo dicha búsqueda de activos de seguridad, el XAU/USD se anota un nuevo máximo multianual y se encuentra operando de momento en torno al umbral psicológico clave de $1,800 / oz.
Con un calendario económico menos cargado, la atención por parte de los inversores se trasladó hacia la creciente y alarmante situación de salud del coronavirus. Desafortunadamente para el perfil humanitario, la situación se encuentra lejos de estar mejorando tras el levantamiento de las restricciones sanitarias, y en casos como el estadounidense, la reactivación del virus se está presentando en torno a niveles récord.
Tan solo en torno a la última septenaria, la tasa promedio de nuevos casos se ha establecido en torno a las 50 mil incidencias diarias. Dicho nivel, vale la pena mencionar, se encuentra muy por encima del promedio de 10,000 nuevos casos del mes de marzo cuando se establecieron las medidas de cuarentena.
Si bien el perfil económico recientemente ha abatido ampliamente cualquier expectativa favorable en Norteamérica, la reincidente crisis de salud del COVID-19 parece haber llegado a un punto el cual resulta difícil de ignorar dadas sus posibles repercusiones económicas. Cómo recordamos, en días pasados, varios estados en EE. UU. procedieron a retractarse en el proceso de reapertura económica. De continuarse la dinámica actual de contagios, esto muy probablemente dará paso a medidas de salud más estrictas las cuales terminen mermando una vez más el proceso económico.
Con esta dinámica de trasfondo, por consiguiente, el precio del oro se encuentra siendo fuertemente demandado como un activo de protección en caso de que nos encontremos de cara a un nuevo descarrilamiento económico.
Además, otro factor el cual se encuentra apoyando el brillo del metal dorado es el nulo ofrecimiento de rendimientos por parte de otro de los activos de seguridad, los bonos del tesoro de EE. UU. De hecho, en este caso, cómo podemos observar en el gráfico siguiente, tras los fuertes recortes de tasas de interés por parte de la Fed para apoyar a la economía, la curva de rendimientos reales se encuentra en su totalidad en terreno negativo.
Puesto de otra manera, tomando en consideración el efecto corrosivo por parte de la inflación en la renta fija gubernamental, estos activos se encuentran carcomiendo el capital invertido. Por ende, esto ha vuelto al precio del oro como la póliza de seguridad de preferencia ante cualquier posible descalabro económico.
Desde el punto de vista técnico, como comentábamos un par de semanas atrás, el precio del oro ha alcanzado la resistencia del canal ascendente que ha prevalecido desde mediados de abril.
Este umbral, además de ser importante por sus connotaciones psicológicas ($1,800), también tiene relevancia desde el aspecto de resistencia ya que, durante el 2012, mantuvo a los compradores a raya.
Por consiguiente, tomando en consideración tanto la resistencia psicológica, diaria y mensual, la perspectiva se establece de momento en que el metal dorado podría comenzar a limitar su perfil ascendente en las próximas jornadas.
A más largo plazo, y de mantenerse la aversión al riesgo en los mercados junto con una curva de rendimientos en terreno negativo, esto mantendrá al precio del oro apoyado.
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