El atractivo del oro como refugio seguro se intensificó recientemente debido a la incertidumbre global generada por varios conflictos geopolíticos. Los enfrentamientos en el Medio Oriente, especialmente entre Irán e Israel, jugaron un papel crucial en la reciente demanda del oro. Además, aunque en menor medida, las continuas tensiones entre grandes potencias, como EE. UU. y China, y el conflicto persistente en Ucrania, también contribuyeron a la necesidad de exposiciones de protección.
Otro factor significativo que ha apoyado al metal dorado ha sido la adquisición de reservas físicas de oro por parte de gobiernos y bancos centrales, en gran parte como resultado de las sanciones impuestas a Rusia por la invasión a Ucrania. Esto refleja no solo señales de precaución, sino también una clara desconfianza en el sistema financiero global actual.
La reciente disminución en las tensiones entre Irán e Israel ha proporcionado un alivio temporal a las incertidumbres geopolíticas, reduciendo el apetito por el refugio seguro que ofrecía el oro. Paralelamente, las expectativas de una política monetaria restrictiva prolongada en respuesta a la reactivación de las presiones inflacionarias en Estados Unidos han impulsado los rendimientos de los bonos estadounidenses, haciendo que el oro, que no ofrece rendimientos directos a los inversores, pierda atractivo comparativo.
Ante este panorama, surge la gran pregunta: ¿hemos visto el máximo en los precios del oro o es simplemente una pausa dentro de un contexto aún alcista? Personalmente, me inclino a pensar que estamos ante una pausa y que la compleja trama de eventos y dificultades globales seguirán proporcionando el soporte necesario para que el oro retome su camino alcista.
Desde un punto de vista técnico, el potencial para una continuación alcista en el precio del oro es considerable.
Personalmente, estoy observando la posibilidad de que se pueda alcanzar los $2,700 dólares por onza, lo que representaría una expansión del 100% desde la última estructura ascendente.
En el corto plazo, aún podemos esperar movimientos a la baja, influenciados por el previo fuerte impulso alcista. En particular, estaré enfocado en el nivel de retroceso de Fibonacci del 38.2%, alrededor de los 2,260 dólares, como un nivel clave de soporte.
Aunque las dinámicas inflacionarias pueden complicar el panorama para la Reserva Federal y, por ende, para el oro, es probable que otras problemáticas mantengan la necesidad de una exposición positiva al XAU por un tiempo prolongado. Será crucial continuar monitoreando los desarrollos globales, pero por ahora, el escenario parece favorecer una pausa en los avances del metal dorado.
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