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Los mercados comenzaron la semana caminando en una delgada línea entre la euforia y las señales de agotamiento, con el optimismo de los inversionistas en torno a la inteligencia artificial contrastando nuevamente con signos de menor amplitud de mercado y una renovada incertidumbre sobre la trayectoria de las tasas de interés. El tono se definió temprano tras conocerse que OpenAI pagará a Amazon Web Services por el acceso a cientos de miles de unidades de procesamiento gráfico (GPU) de NVIDIA como parte de un acuerdo de siete años, una expansión que refleja la intensa carrera de infraestructura que se está desarrollando para respaldar las cargas de trabajo de la IA generativa. El anuncio impulsó las acciones de Amazon y reforzó la convicción del mercado de que la inteligencia artificial sigue siendo el viento de cola secular más potente de la década.
Sin embargo, bajo la superficie, cerca de dos tercios de los componentes del S&P 500 retrocedieron, lo que sugiere que el entusiasmo continúa concentrado en un grupo cada vez más reducido de compañías, en lugar de reflejar un avance generalizado. Esa divergencia ha dejado a los operadores debatiendo si la próxima fase de este rally requerirá una etapa de consolidación, ya que la “apuesta por la IA” se ha vuelto tan dominante que el ímpetu del mercado comienza a enfrentarse a sus propios límites: una demanda incesante por todo lo relacionado con chips, servicios en la nube o centros de datos, y un escepticismo creciente sobre hasta qué punto las valoraciones pueden seguir expandiéndose antes de que las utilidades comiencen a materializarse.
El S&P 500 se mantuvo cerca de sus máximos históricos en torno a los 6.800 puntos, mientras que su versión equiponderada quedó rezagada, una brecha que suele anticipar signos de fatiga en las fases finales de los ciclos alcistas.
En el frente macroeconómico, los últimos datos de Estados Unidos reforzaron una combinación conocida de resiliencia y desaceleración. El índice ISM manufacturero volvió a contraerse en octubre, confirmando que la actividad del sector permanece en territorio recesivo incluso cuando las presiones inflacionarias continúan moderándose. Los funcionarios de la Reserva Federal ofrecieron visiones divergentes: por un lado, Austin Goolsbee (Chicago) advirtió que los riesgos inflacionarios siguen superando las preocupaciones por el empleo; Mary Daly (San Francisco) señaló que se debe mantener una mente abierta respecto a un posible recorte en diciembre; y el gobernador Stephen Mirian reiteró que la política monetaria continúa siendo restrictiva.
En conjunto, el mensaje es de un banco central que percibe avances, pero aún no canta victoria. Por ello, las tasas del Tesoro estadounidense a 10 años subieron ligeramente, mientras los inversionistas reducen las apuestas por recortes inminentes.
La combinación de valoraciones elevadas, datos macroeconómicos que pierden impulso y un panorama de política monetaria difuso dejó a las acciones buscando equilibrio. La caída del Bitcoin y el acotado aumento en los tipos de interés reflejaron cierto reposicionamiento defensivo, aunque sin una huida masiva del riesgo. Aun así, existen razones para creer que el mercado aún tiene espacio para avanzar: históricamente, noviembre ha sido el mejor mes para la renta variable en las últimas tres décadas. Sin embargo, el exceso de optimismo podría convertirse en el riesgo más inmediato. Las encuestas de posicionamiento muestran niveles récord de exposición a riesgo, mientras que los analistas técnicos advierten que “demasiado optimismo” puede transformar pequeñas decepciones en fuertes correcciones.
Por ahora, la estacionalidad y la liquidez probablemente mantendrán a las acciones en terreno positivo hacia fin de año. El impulso estructural de la IA y la narrativa de “aterrizaje suave” dificultan que el sentimiento negativo gane terreno salvo que ocurra un shock importante. Sin embargo, el liderazgo cada vez más estrecho del mercado y las valoraciones estiradas sugieren que cualquier sorpresa negativa, ya sea perspectivas más débiles en las próximas utilidades tecnológicas o un tono más restrictivo de la Fed en diciembre, podría detonar una corrección. En esencia, la sesión de hoy resume la paradoja de los rallies de fin de ciclo: el impulso se mantiene, pero cuanto más suben los precios impulsados por la narrativa de la IA y la paciencia de la política monetaria, menos espacio queda para sorpresas negativas.
En este contexto, los mercados latinoamericanos se movieron en sintonía con las tendencias globales, aunque manteniendo factores locales diferenciados. En Chile, el tono firme del cobre y la postura aún prudente del Banco Central continuaron respaldando al peso y a los activos locales. En México, el peso se mantuvo estable mientras los inversionistas equilibraban el atractivo del carry con un dólar más fuerte, y las acciones reflejaron la tensión entre la euforia tecnológica global y la cautela local. En toda la región, los sólidos términos de intercambio de las materias primas siguen amortiguando las valuaciones, pero las condiciones externas, en particular los rendimientos estadounidenses y la fortaleza del dólar, permanecen como las variables decisivas de cara al cierre del año.
En conjunto, noviembre comenzó con una mezcla incómoda de entusiasmo impulsado por la inteligencia artificial y fragilidad macroeconómica. La senda incierta de la Fed, la menor amplitud del mercado y el auge contracorriente del sentimiento alcista sugieren que la volatilidad podría reaparecer antes de fin de año, aunque el trasfondo de desinflación y resiliencia de beneficios mantiene viva la tesis de un mercado alcista, al menos por ahora.
Como es sabido, la publicación de cifras macroeconómicas para hoy continúa afectada por el cierre parcial del gobierno estadounidense, por lo que los datos de empleo JOLTS, las órdenes de fábrica y los indicadores comerciales de septiembre no se publicarán. En consecuencia, la atención de los inversionistas se centrará en los resultados corporativos de compañías como AIG y AMD, entre otras, mientras el mercado busca nuevas señales sobre la dirección del ciclo.
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