El dato de inflación en EE. UU. publicado ayer, estuvo relativamente en línea con lo esperado lo que junto con señales de debilidad en el mercado laboral, mantuvo intacta la narrativa de observar recortes por parte de la Fed en septiembre. El IPC subyacente de agosto estuvo dentro de las expectativas, donde si bien algunos componentes persistentes se mantuvieron firmes, las solicitudes de desempleo se mantienen cerca de máximos de ciclo y las revisiones recientes refuerzan la idea de que el crecimiento se está enfriando más rápido que los precios. El resultado: la idea de que la Fed se va a aferrar a la idea de “recorte pronto y evaluar después” se mantuvo vigente. Las bolsas avanzaron, las tasas largas cedieron, el dólar se debilitó en el margen y el oro siguió respaldado por expectativas de menores tasas reales y la búsqueda de cobertura ante incertidumbre geopolítica. Así, los mercados continúan otorgando altas probabilidades a un recorte de la Fed la próxima semana. En Europa, el BCE mantuvo las tasas y reiteró su enfoque dependiente de los datos (data dependant). El sesgo fue algo más restrictivo —“estamos en un buen lugar”—, lo que transmitió que el umbral para nuevos recortes es más alto ahora que la inflación ronda el objetivo y el crecimiento luce algo más resiliente de lo esperado. Eso mantuvo a raya los rendimientos europeos y dejó al Euro más condicionado por la dinámica estadounidense que por señales desde Europa. Las materias primas mostraron un comportamiento distinto. El crudo retrocedió, con el foco de nuevo en inventarios y señales de menor demanda en EE. UU., mientras las preocupaciones por exceso de oferta pesaron más que los titulares geopolíticos. En este contexto, los rallies se ven limitados salvo que aparezcan riesgos de suministro o una clara re-aceleración global. En divisas, predominó la lógica de “tasas de EE. UU. más bajas = dólar más débil”, con las monedas de alto carry y con fundamentos sólidos a la cabeza. En Latinoamérica, el peso mexicano extendió su racha positiva, apoyado tanto por la caída de tasas en EE. UU. como por una activa agenda de política interna (incluidas propuestas de aranceles selectivos a importaciones) que los mercados analizan por sus efectos en crecimiento e inflación. La narrativa dominante es: mientras la Fed recorte sus tasas y Banxico permanezca cauto, los retrocesos en el MXN encuentran compradores, aunque los riesgos a corto plazo son las tensiones comerciales y la volatilidad global. Chile vivió una sesión positiva. El IPSA repuntó con el mayor apetito por riesgo a nivel global, mientras que el dólar local retrocedió de la mano de un cobre más firme. Para la renta variable, la combinación de menores rendimientos globales y un CLP más estable es favorable para los nombres domésticos. Colombia se benefició de la misma dinámica: un dólar más débil y la expectativa de recortes en EE. UU. sostuvieron al COP cerca de máximos de varios meses aun cuando los precios del petróleo caían. Las alertas son un mayor deterioro del crecimiento en EE. UU. que modere el apetito de riesgo, o una nueva caída del crudo que presione las cuentas externas del país. Con todo, los movimientos de ayer se explican por el balance de riesgos: una Fed que recorta ante un mercado laboral débil, un BCE que espera, y commodities que reflejan demanda débil. Mientras los datos de EE. UU. sigan mostrando enfriamiento laboral y una inflación que baja sólo gradualmente, es probable que continúe el mismo patrón: menores tasas reales, bolsas respaldadas (en especial el segmento tecnológico sensible a los tipos de interés), un dólar más suave y un oro bien soportado.
Con un mercado que ya descuenta totalmente un recorte de 25pb en la próxima reunión de la Fed, la atención se centra ahora en el mensaje de Jerome Powell. Los inversionistas buscan señales claras de si el banco central está dispuesto a entregar un ciclo de recortes agresivo durante lo que resta de 2025. Un deterioro más pronunciado del crecimiento podría desafiar la narrativa de “soft landing” que sostiene al mercado, mientras que un shock de oferta en energía o metales tendría el potencial de revertir las ganancias recientes en activos de riesgo reavivando los riesgos inflacionarios. El escenario de corto plazo, por lo tanto, depende menos de la decisión en sí de la Fed y más del tono y las guías que entregue su presidente. En cuanto a datos macroeconómicos, lo más relevante es la publicación de los indicadores de confianza del consumidor que calcula la Universidad de Michigan para el mes de septiembre.
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