
Los mercados financieros adoptaron un tono más selectivo ante el aumento de las dudas sobre la sostenibilidad de las valoraciones ligadas a la inteligencia artificial, en un contexto marcado por fuertes inversiones en infraestructura y un proceso de monetización más lento de lo esperado. Las acciones tecnológicas con múltiplos exigentes y los criptoactivos mostraron mayor sensibilidad, mientras que la renta fija encontró cierto soporte tras comentarios prudentes desde la Reserva Federal (Fed).
En este escenario, el foco de los inversionistas se desplazó hacia sectores con mayor visibilidad de utilidades, en medio de una cautela creciente por datos macroeconómicos e inflacionarios potencialmente ruidosos. La tesis estructural de la IA sigue vigente, pero el mercado comienza a transitar una fase menos lineal y más dependiente de resultados concretos.
Durante la sesión más reciente volvió a tomar fuerza una idea que se viene gestando desde hace varias semanas: el mercado ya no debate si la inteligencia artificial es una tendencia real, sino si el precio que se está pagando por ese futuro, y el ritmo de inversión necesario para construirlo, puede seguir justificándose en el tiempo.
En este contexto, las acciones tecnológicas con múltiplos de valuación más exigentes, junto con las criptomonedas, quedaron relativamente más expuestas. En contraste, la renta fija encontró algo de apoyo luego de que Christopher Waller, alto funcionario de la Fed, volviera a abrir la puerta a recortes adicionales de tasas de interés, aunque enfatizando que no existe urgencia mientras la inflación se mantenga elevada.
El resultado fue un mercado menos dispuesto a premiar narrativas y más selectivo con los catalizadores. Cuando el liderazgo de los índices depende de un número reducido de megacaps, cualquier duda sobre su capacidad de sostener el impulso suele traducirse rápidamente en episodios de mayor volatilidad. Esto se volvió evidente tras la caída del S&P 500 por debajo de su promedio móvil de 50 días, una señal técnica que tiende a amplificar ventas en segmentos altamente concentrados.
El punto central de la discusión gira en torno al descalce entre inversión y monetización. La inteligencia artificial continúa posicionándose como uno de los grandes temas de la década, pero la infraestructura que la sustenta se está financiando a una escala inédita. Los principales hyperscalers están desplegando inversiones del orden de cientos de miles de millones de dólares anuales, mientras que la generación de utilidades asociadas a esos proyectos avanza a un ritmo considerablemente más lento.
Este desequilibrio constituye una receta clásica para episodios de mayor volatilidad en los mercados financieros. Si los inversionistas perciben que el retorno sobre ese capex se está postergando, la primera válvula de ajuste suele manifestarse a través de una compresión de múltiplos, más que mediante una revisión inmediata de las proyecciones de crecimiento.
En este marco, comenzó a ganar tracción una rotación de preferencias hacia sectores con mayor visibilidad de utilidades, como consumo básico y salud, en detrimento de segmentos directamente asociados a la temática de IA, como semiconductores y centros de datos.
En el frente macroeconómico, los inversionistas continúan atentos a los datos, aunque con un grado elevado de cautela respecto a la señal que estos puedan entregar. El cierre parcial del gobierno federal introdujo distorsiones estadísticas relevantes, lo que ha reducido la confiabilidad de algunos indicadores recientes.
Esta situación es particularmente relevante en materia inflacionaria. La expectativa en torno al próximo dato de IPC en EE.UU. se combina con una advertencia clave: la recolección de información fue incompleta y con rezagos, lo que implica que el informe podría ofrecer una fotografía parcial y menos precisa de lo habitual.
En este contexto, no sorprende que los mercados estén evitando apuestas direccionales extremas. Los comentarios de Waller funcionaron como un ancla para la curva de rendimientos, reforzando la idea de que aún existe espacio para recortes de tasas, pero sin validar un giro acelerado en la política monetaria si la inflación no acompaña.
De cara a 2026, la tesis de la inteligencia artificial difícilmente desaparezca en el corto plazo, pero sí parece estar ingresando en una nueva fase. El mercado comienza a mostrar mayor disposición a premiar la diversificación hacia aplicaciones y monetización, más allá de los segmentos puramente ligados a infraestructura, y a castigar a aquellas compañías que combinan un capex creciente con valuaciones excesivamente exigentes.
En otras palabras, la narrativa estructural puede mantenerse intacta, incluso más allá de 2026, pero con una trayectoria menos lineal y sujeta a dos condiciones clave: que las utilidades efectivamente validen el tamaño de la apuesta y que las tasas de interés no vuelvan a convertirse en el principal viento en contra para los activos de riesgo.
La atención de los inversionistas estará centrada en la publicación de las cifras de inflación en EE.UU. correspondientes a noviembre, un dato clave para calibrar las expectativas sobre la trayectoria de la política monetaria de la Fed.
En el plano corporativo, el mercado también seguirá de cerca los resultados empresariales de compañías como FedEx y Nike al cierre de la sesión, así como las conclusiones de la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, que podrían aportar nuevas señales sobre el entorno financiero global.
Pepperstone no representa que el material proporcionado aquí sea exacto, actual o completo y por lo tanto no debe ser considerado como tal. La información aquí proporcionada, ya sea por un tercero o no, no debe interpretarse como una recomendación, una oferta de compra o venta, la solicitud de una oferta de compra o venta de cualquier valor, producto o instrumento financiero o la recomendación de participar en una estrategia de trading en particular. Recomendamos que todos los lectores de este contenido se informen de forma independiente. La reproducción o redistribución de esta información no está permitida sin la aprobación de Pepperstone.