Esta tendencia refleja el relativo nerviosismo de los inversionistas frente a la situación económica y la posibilidad cada vez más tangible de nuevos recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
El reciente deterioro en los datos económicos ha jugado un papel clave en esta dinámica bajista del dólar. Si bien la semana inició con cierto optimismo derivado del aumento inesperado en las vacantes laborales reportadas por JOLTS, este sentimiento rápidamente se vio eclipsado por cifras decepcionantes provenientes del sector privado y de servicios. La creación de empleos privados según el informe de ADP reveló un aumento de apenas 37,000 puestos en mayo, la cifra más baja desde marzo de 2023, considerablemente inferior a las expectativas de 115,000.
Además, las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo escalaron hasta 247,000, marcando el nivel más alto desde octubre de 2024. Este incremento inesperado, que superó ampliamente las previsiones del mercado, alimenta aún más las preocupaciones sobre una posible desaceleración en el mercado laboral estadounidense.
Este panorama coloca bajo escrutinio especial al informe de nóminas no agrícolas (NFP) que se publicará mañana viernes. Las proyecciones apuntan a una creación de empleos de alrededor de 130,000 puestos, lo cual supondría una desaceleración frente a los 177,000 registrados en abril. Este reporte será clave para evaluar si la Reserva Federal podría adelantar o dar paso a la reactivación del ciclo de recortes de tasas en su reunión de septiembre, una opción que actualmente presenta una probabilidad del 59% según los mercados.
Técnicamente, el índice DXY también ofrece señales preocupantes para los alcistas del dólar. Actualmente, el índice parece encaminado a cerrar por debajo del nivel clave del retroceso de Fibonacci del 61.8% respecto al avance registrado desde los mínimos de 2021. De concretarse, esto representaría una señal técnica de que las presiones bajistas podrían extenderse, potencialmente buscando la línea de tendencia alcista proveniente de los mínimos de 2008 en torno a los 96 puntos.
Asimismo, la caída en la productividad laboral del primer trimestre, atribuida principalmente a un fuerte incremento en los costos laborales, añade más presión al panorama económico, indicando dificultades estructurales adicionales.
En definitiva, el dólar enfrenta una prueba clave. La creciente incertidumbre económica, combinada con señales técnicas preocupantes y expectativas crecientes sobre posibles recortes de tasas, está moldeando un entorno complejo que los mercados financieros seguirán de cerca, particularmente con la publicación inminente del reporte de empleo del viernes.
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