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Numerosos informes, así como la propia Casa Blanca, han confirmado que la lista inicial de hasta trece nombres se ha reducido ahora a una “lista final” de cinco candidatos: los actuales gobernadores de la Fed Waller y Bowman, el exgobernador Warsh, el director de inversiones de renta fija global de BlackRock, Rieder, y el director del NEC, Hassett.

El orden en que aparecen estos nombres no es casual y refleja, a grandes rasgos, un espectro que va desde el candidato más “ortodoxo” al menos ortodoxo. Esa ortodoxia no solo se refiere a precedentes recientes —Bernanke fue el último presidente de la Fed que no era gobernador en activo cuando asumió el cargo—, sino también a cómo reaccionarán los participantes del mercado, de forma positiva o no, a la designación.
Está bastante claro que el gobernador Waller representaría la opción de “continuidad”, no solo por ser gobernador desde 2020, sino también por haber liderado en varias ocasiones los giros de política del Comité durante su mandato; el más reciente, este verano, cuando propuso que se necesitaba una postura más dovish y que la inflación derivada de aranceles podía “mirarse por encima”. La gobernadora Bowman también sería una elección de continuidad, aunque su reciente ascenso a vicepresidenta de Supervisión reduce quizás sus posibilidades de convertirse en la segunda presidenta de la Fed, después de Janet Yellen.
Los otros nombres en la lista serían, claramente, opciones más atípicas. El exgobernador Warsh ha vivido una especie de “conversión damascena” en los últimos años, pasando de ultraconservador en plena crisis financiera global a defender ahora una postura lo más dovish posible. Rick Rieder, por su parte, también ha hecho numerosas declaraciones dovish recientemente, aunque ha trabajado toda su carrera en el sector privado. Sin duda, el candidato más probable de ser recibido con recelo por los mercados es el director del NEC, Kevin Hassett, quien ha mostrado abiertamente su lealtad al presidente Trump durante la última década y sería percibido como una elección que erosionaría significativamente la independencia de la Fed.
Aunque se conocen bien los nombres que compiten por el cargo, el momento exacto del anuncio sigue siendo incierto.
Numerosos plazos potenciales ya han pasado sin novedades: Powell fue nombrado presidente a principios de noviembre y asumió el cargo el febrero siguiente; mientras que las declaraciones anteriores de la secretaria del Tesoro, Bessent, sobre que habría una nominación antes de Acción de Gracias, parecen no haberse cumplido. Su nuevo plazo —que el nombre se conocerá antes de Navidad— podría correr la misma suerte que los anteriores, aunque el presidente Trump afirma que ya sabe a quién nombrará.
Dado el perfil de Trump, no debería sorprender que la carrera para la presidencia de la Fed se esté llevando como si fuera una versión real de “The Apprentice”. Para determinar quién recibe el famoso “estás contratado”, hay algunos factores que, basados en nombramientos federales anteriores de Trump, probablemente pesarán en la decisión.
El primero, y probablemente más importante, será la lealtad —hacia Trump, por supuesto—. Claramente, Kevin Hassett tiene la ventaja en este aspecto, habiendo sido parte del “Equipo Trump” desde la campaña presidencial de 2016. Waller y Bowman también salen bien parados aquí, ya que ambos fueron nombrados por Trump para el Directorio de la Fed.
En segundo lugar está la postura de política monetaria del candidato, especialmente considerando la visión de Trump —de larga data y algo heterodoxa desde el punto de vista económico— de que cuanto mejor vaya la economía estadounidense, más bajos deberían ser los tipos de interés. Esto explica en buena medida por qué todos los candidatos considerados, incluso desde la lista larga de 13, han adoptado posturas cada vez más dovish en los últimos meses.
Por último, está la cuestión de la competencia económica y la idoneidad general para el cargo. Más que la competencia técnica en sí, la clave será si las ideas económicas del candidato encajan con las políticas de oferta que la Administración Trump está impulsando, algo que ha sido claramente un punto de fricción importante con Powell en los últimos meses.
La carrera por la presidencia de la Fed no es el único factor a tener en cuenta en lo que respecta al banco central más importante del mundo a medida que avanzamos hacia 2026.
En enero, el Tribunal Supremo comenzará a escuchar los argumentos relacionados con los intentos de Trump de destituir a la gobernadora Cook “por causa justificada”, en relación con acusaciones de fraude hipotecario realizadas por el director de la FHFA, Pulte; Cook ha negado dichas acusaciones y también sostiene que Trump no tiene autoridad para destituirla de su cargo. Aunque el caso no será oído hasta enero, las primeras señales parecen inclinarse a favor de Cook, ya que en octubre el Tribunal Supremo rechazó una petición de emergencia de Trump para removerla de inmediato, aunque sigue existiendo la posibilidad de que el fallo final obligue a Cook a dejar su puesto, dando a Trump otra oportunidad de cubrir un asiento en la Junta.

Un mes después, lo que normalmente es una formalidad, podría convertirse en algo mucho más relevante. Cada 5 años, la Junta debe votar a favor de la reelección de los 12 presidentes de los bancos regionales, un proceso que suele ser rutinario y pasa prácticamente desapercibido. Sin embargo, con tres nominados por Trump ya en la Junta (Waller, Bowman y Miran), más la posibilidad de un cuarto si Cook fuera destituida, la Administración Trump podría ver una oportunidad para ejercer una influencia significativa sobre los bancos regionales. El presidente de la Fed de Atlanta, Bostic, ya ha anunciado su jubilación efectiva para febrero del próximo año, lo que ha generado nuevas dudas sobre el proceso de reelección en las últimas semanas.
Después, en mayo, surge la gran pregunta: ¿qué hará Jerome Powell a continuación? Aunque su mandato como presidente expira, su mandato como gobernador se extiende hasta enero de 2028, y tiene pleno derecho a permanecer en el cargo si así lo desea. Sin embargo, el precedente sugiere que Powell abandonará por completo la Fed el próximo mayo, lo que permitiría a Trump realizar otra designación para la Junta, dejando potencialmente solo a Jefferson (vicepresidente) y al gobernador Barr como los únicos miembros que no han sido nominados por él, dependiendo del resultado del caso Cook.


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