Esta operativa bajista responde principalmente a una reducción en la demanda por activos refugio, consecuencia directa de la mejoría observada tanto en el entorno geopolítico como en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.
Durante las últimas semanas, el mercado había mantenido una postura cautelosa ante la escalada de tensiones internacionales, especialmente tras el intenso conflicto de doce días entre Israel e Irán y las incertidumbres en torno al prolongado enfrentamiento comercial entre Washington y Pekín. Sin embargo, la reciente tregua mediada por EE. UU. y el acuerdo marco comercial firmado por el presidente Trump el 26 de junio han disipado parcialmente estos riesgos, impulsando a los inversionistas a reducir su exposición al oro.
En particular, el acuerdo con China sobre la exportación de tierras raras ha sido clave para restaurar parcialmente la confianza en el mercado. Bajo este nuevo entendimiento, China acelerará la emisión de licencias de exportación para productos clave, mientras EE. UU. eliminará ciertas restricciones comerciales en reciprocidad. Este desarrollo, junto con una posible extensión en los plazos arancelarios, ha contribuido a calmar la volatilidad reciente.
Desde una perspectiva técnica, el panorama se torna crítico para el oro. La cotización del XAU/USD ha retrocedido hasta el nivel de Fibonacci del 23.60%, derivado de su última fase alcista. Si la presión vendedora persiste y el metal pierde este soporte clave, podría abrirse paso hacia el siguiente nivel significativo en el retroceso de Fibonacci de 38.20%, situado en torno a los 3,132 dólares por onza. Este escenario potencial implicaría una prolongación del actual movimiento bajista.
Mirando hacia adelante, el desempeño del oro dependerá significativamente de cómo evolucione el panorama comercial y fiscal estadounidense durante julio. La incertidumbre podría retornar si se reactivan aranceles una vez finalizada la pausa temporal actual, prevista inicialmente hasta comienzos de julio. Asimismo, la atención del mercado se centrará en la eventual aprobación del denominado "One Big Beautiful Act" en EE. UU., cuyo impacto fiscal podría añadir volatilidad adicional a los activos estadounidenses, generando nuevamente una mayor demanda por refugios tradicionales como el oro.
En términos monetarios, los inversionistas continúan evaluando las señales procedentes de la Reserva Federal. Las recientes declaraciones de Thomas Barkin, miembro del banco central estadounidense, sugieren que las tasas podrían mantenerse elevadas debido a riesgos inflacionarios persistentes derivados de las incertidumbres comerciales. Por otra parte, el mercado espera con atención la próxima nominación por parte del presidente Trump al liderazgo de la Fed, anticipando que una postura más dovish podría favorecer la recuperación del oro en el mediano plazo.
En conclusión, aunque el reciente contexto ha disminuido temporalmente el atractivo del oro, la operativa bajista actual podría ser frágil. Los próximos eventos comerciales y fiscales serán cruciales para determinar la dirección futura del metal precioso. De romperse niveles técnicos clave, podríamos observar una profundización del movimiento bajista, aunque la posible reaparición de tensiones podría ofrecer renovado soporte al oro en los próximos meses.
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