La renovada fortaleza del dólar, impulsada por la solidez de la economía estadounidense –evidenciada en datos como las vacantes laborales y el PMI no manufacturero–, refuerza la narrativa de una Reserva Federal (Fed) menos proclive a recortes agresivos en las tasas de interés. A esto se añade la persistente incertidumbre en torno a las políticas de la nueva administración Trump, especialmente en materia inflacionaria, factores que conjuntamente ejercen presión alcista sobre el USD.
En contraposición, la economía mexicana ha presentado recientemente señales desfavorables. La confianza del consumidor, publicada a principios de semana, se situó por debajo de las previsiones, evidenciando una creciente cautela entre los hogares mexicanos. Los datos inflacionarios de diciembre, aunque cercanos al límite superior del rango objetivo del Banco de México (Banxico) de 2% a 4%, con una tasa anual de 4.21%, representan una sorpresa a la baja. Este dato, en un contexto donde el Banxico opera ahora con un menor número de votos para sus decisiones de política monetaria y con una gobernadora que ha manifestado anteriormente su inclinación hacia una mayor normalización, abre la puerta a un recorte de tasas de interés de mayor magnitud, posiblemente de 50 puntos base, en la reunión de febrero.
La inflación en México abre la puerta a un recorte de tasas más agresivo, lo que podría intensificar la presión sobre el peso. Este movimiento, al erosionar el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos, en un momento en que se anticipa una menor flexibilización por parte de la Fed, podría intensificar la presión al alza sobre el par USD/MXN.
De cara al futuro inmediato, la inminente toma de posesión de la administración Trump se presenta como un factor crucial para la divisa mexicana. Las posibles políticas comerciales restrictivas hacia México podrían generar volatilidad y ejercer mayor presión sobre el peso. Además, la publicación de los datos de empleo no agrícola (NFP) en Estados Unidos, con una previsión de creación de 150 mil empleos, añade otro elemento de atención. Un dato que revele un mercado laboral más ajustado de lo esperado podría intensificar la presión negativa sobre el peso mexicano.
La combinación de una Fed menos flexible, la incertidumbre en torno a las políticas de Trump y la posibilidad de un recorte de tasas más agresivo por parte del Banxico configuran un escenario desafiante para el peso mexicano en el corto plazo. Estaremos monitoreando de cerca estos factores y su impacto en la divisa mexicana.
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