El contexto global se presenta complejo. Si bien el USD/COP ha experimentado un ligero aumento del +0.05%, la fortaleza del dólar estadounidense, impulsada por datos laborales en EE. UU. mejores de lo esperado, sigue siendo un factor de presión. Estos datos han postergado las expectativas de recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, fortaleciendo al dólar y generando vientos en contra para las monedas emergentes, incluido el peso colombiano. La robustez del mercado laboral estadounidense actúa como un catalizador para la demanda de energía, lo que a su vez ejerce presión al alza sobre los precios de commodities como el petróleo.
Sin embargo, el peso colombiano encuentra un importante soporte en el repunte de los precios del petróleo, un motor clave para la economía exportadora del país. Los precios del crudo han registrado avances significativos, impulsados por la solidez del mercado laboral estadounidense, las restricciones de oferta por parte de la OPEP+ y factores geopolíticos. Este incremento en los precios del petróleo fortalece el sentimiento de los inversionistas y contribuye a moderar la depreciación del peso. Como hemos visto, el crudo ha encontrado recientemente soporte en torno a los 67 dólares por barril para el WTI, lo cual impacta positivamente las perspectivas de Colombia.
En el frente interno, los datos de confianza del consumidor ofrecen un rayo de optimismo. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), según datos de Fedesarrollo, mejoró en diciembre de 2024, alcanzando -3.4 puntos, un aumento de 2.3 puntos frente a noviembre. Este es el nivel más alto desde agosto de 2022. Si bien el índice aún se encuentra en terreno negativo, la mejora en las expectativas futuras de los consumidores, con un incremento de 4.4 puntos, sugiere una mayor confianza en la economía a mediano plazo. Este dato, aunque incipiente, podría aliviar la presión del dólar estadounidense y sentar las bases para una mayor estabilidad del peso. La mejora en las expectativas futuras de los consumidores es un indicador clave que sugiere un posible cambio de tendencia en la economía colombiana.
No obstante, persisten riesgos importantes. La próxima toma de posesión de Trump y las incertidumbres sobre sus políticas comerciales podrían generar volatilidad en los mercados de divisas, favoreciendo activos refugio como el dólar. Además, la publicación esta semana de datos de producción industrial y ventas minoristas de noviembre en Colombia será crucial. Resultados débiles podrían intensificar las preocupaciones sobre el crecimiento económico, mientras que datos sólidos podrían fortalecer el peso y mejorar la confianza de los inversionistas.
En conclusión, el peso colombiano se encuentra en una coyuntura compleja, pero con señales de relativa resiliencia. El alza en los precios del petróleo y la mejora en la confianza del consumidor ofrecen un respiro frente a la fortaleza del dólar y las incertidumbres globales. Sin embargo, es fundamental monitorear de cerca los próximos datos económicos domésticos y la evolución del contexto internacional para evaluar la trayectoria del peso en el corto y mediano plazo. Este equilibrio entre factores internos y externos determinará la dirección del peso colombiano en los próximos meses.
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