El aumento del precio del crudo está directamente relacionado con los recientes conflictos en Medio Oriente, particularmente las tensiones entre Irán e Israel. Informes de inteligencia de EE.UU. sugieren que Irán podría estar preparando un ataque con misiles balísticos hacia Israel, lo que ha generado un clima de incertidumbre y una mayor demanda de activos refugio. Este contexto geopolítico ha ejercido presión sobre los activos de riesgo, incluidas las monedas latinoamericanas, afectando al peso colombiano a pesar de su correlación positiva con los precios del petróleo.
Por otro lado, la política monetaria del Banco de la República ha estado en el centro de atención tras la reciente decisión sobre el costo del dinero. En su más reciente reunión, la Junta Directiva decidió reducir la tasa de intervención en 50 puntos básicos, situándola en 10,25%. Este es el quinto recorte consecutivo de dicha magnitud, con cuatro de los siete miembros del directorio apoyando la decisión, mientras que otros tres favorecían una reducción más agresiva de 75 puntos básicos.
Esta política monetaria busca equilibrar los riesgos de inflación con la necesidad de estimular la actividad económica. En agosto, la inflación anual en Colombia se situó en 6,1%, por debajo de las expectativas del mercado, mientras que la inflación subyacente, excluyendo alimentos y servicios regulados, se redujo a 5,5%. Estas cifras reflejan un descenso en los costos de alimentos y en algunos servicios regulados, lo que ha contribuido a moderar las presiones inflacionarias.
A pesar de la reducción de la tasa de interés, el Banco de la República sigue adoptando una postura cautelosa debido a los riesgos inflacionarios persistentes. Aunque algunas expectativas de inflación para 2025 han disminuido, otros perfiles en cuanto al frente inflacionario se han mantenido estables, lo que refleja un equilibrio frágil entre la recuperación económica y las presiones inflacionarias.
En cuanto al crecimiento económico, el PIB de Colombia creció un 1,8% interanual en el segundo trimestre de 2024, impulsado por una demanda interna más fuerte de lo esperado, particularmente en el consumo privado. No obstante, la inversión en capital fijo aún no ha alcanzado los niveles previos a la pandemia, lo que plantea desafíos estructurales para la recuperación económica del país.
El entorno externo también ha sido relativamente desfavorable para el peso colombiano. A pesar de la expectativa de recortes adicionales en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU., las primas de riesgo en América Latina han aumentado considerablemente, como lo señaló recientemente el Banco de la República. En el caso de Colombia, este aumento ha sido exacerbado por la caída en los precios del petróleo en semanas anteriores y las condiciones fiscales del país, que siguen siendo desafiantes.
A corto plazo, es probable que el peso colombiano siga enfrentando presiones debido a una combinación de factores globales, como las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, y locales, como la política monetaria y las condiciones fiscales. Aunque el recorte de tasas por parte del Banco de la República podría apoyar la recuperación económica, la moneda colombiana seguirá siendo vulnerable a los movimientos en los mercados internacionales de materias primas y a la evolución de las expectativas de inflación.
El gráfico mensual del USDCOP revela que, durante la primera mitad de 2024, el peso colombiano continuó relativamente su retroceso tras haber alcanzado máximos históricos cercanos a los 5.000 pesos por dólar. Actualmente, el precio se encuentra consolidando cerca de niveles clave de Fibonacci. En particular, el par enfrenta una resistencia importante en torno al nivel del 23,60% de Fibonacci (4.325 COP), que representa una zona crítica para los operadores. La incapacidad de romper esta área con convicción podría sugerir una continuación del proceso de corrección, con un posible retroceso hacia el soporte del 38,20% (3.834 COP). Un quiebre por debajo de este nivel podría abrir la puerta a una corrección más profunda.
Por otro lado, la antigua línea de tendencia alcista, trazada desde 2014, ha pasado a ser una resistencia importante, limitando el avance del par. Este nivel será clave para definir la dirección futura: un retorno por encima de esta línea podría reactivar una tendencia alcista de largo plazo, mientras que su incapacidad de superarla dejaría la operativa del par vulnerable a mayores retrocesos.
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