Dos factores clave explican esta robusta evolución del peso chileno. Primero, la debilidad generalizada del dólar estadounidense ha facilitado una recuperación del CLP. Segundo, y quizás igualmente importante, el desempeño excepcional del cobre, que registra una revalorización cercana al 22% en lo que va del año, ha brindado un apoyo crucial a la moneda chilena, considerando la alta dependencia de la economía local hacia la exportación de este metal.
En particular, la reciente fortaleza del peso chileno recibió un impulso adicional tras la publicación de una serie de indicadores económicos positivos provenientes de China, el principal socio comercial de Chile. Durante el arranque de esta semana, China reportó una moderación en la caída de los precios de viviendas nuevas, marcando el menor ritmo de descenso en los últimos ocho meses. Además, la producción industrial superó las expectativas, creciendo un 5.9% interanual en enero-febrero, con sectores clave como computación y comunicación y automóviles liderando la expansión. Por otra parte, otro factor que ha sido recibido de manera positiva por los inversores, es que las ventas minoristas se aceleraron al 4.0%.
Adicionalmente a estos resultados favorables, han surgido nuevas medidas gubernamentales para dinamizar el consumo interno, incluyendo subsidios para familias y acciones específicas para fortalecer al consumidor del gigante asiático. Esta medida personalmente considero que es extremadamente relevante, especialmente en un entorno en donde China busca diversificar su economía, la cual ha visto las limitantes del desarrollo económico a través del sector inmobiliario, y enfrenta la incertidumbre que representa la demanda externa debido a las tensiones comerciales con Occidente. No obstante, si algo nos ha enseñado Japón, es que este proceso de cambiar los hábitos de los consumidores puede ser más complejo de lo que inicialmente se considera.
En lo general, estos datos son especialmente relevantes considerando las actuales tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. De hecho, si la economía china logra mantener estabilidad frente a la agresividad comercial estadounidense, esto muy probablemente continuaría beneficiando al peso chileno.
Desde una perspectiva operacional, el mercado centra su atención en los 900 pesos chilenos por dólar, nivel clave en el que la divisa encontró resistencia durante todo el 2024. Una confirmación de este movimiento podría abrir espacio para mayores apreciaciones del peso en el corto plazo.
En resumen, el panorama actual ofrece un escenario favorable para el peso chileno, aunque será esencial seguir de cerca la evolución económica de China y el contexto global, factores determinantes para la continuidad de esta tendencia.
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