Si bien el oro experimentó durante la jornada del día de ayer un repunte temporal superior al 1%, la presión ejercida por la fortaleza del dólar y el incremento en los rendimientos de los bonos del Tesoro limitaron su capacidad de mantener las ganancias. Este comportamiento denotó la correlación inversa tradicional entre el oro y el dólar, dado que un dólar fuerte tiende a encarecer la adquisición de oro para los inversores que poseen otras divisas.
Los recientes datos económicos de EE. UU. añaden una capa adicional de complejidad. El aumento en las ofertas de empleo, reflejado en el informe JOLTS que superó las expectativas con 8.1 millones de vacantes, y la aceleración en la actividad del sector servicios según el ISM, con un índice de 54.1%, demuestran la solidez de la economía estadounidense. Sin embargo, el repunte en los precios del sector servicios, con un índice del 64.4%, el más alto desde enero, genera inquietudes sobre una inflación persistente. La resiliencia del mercado laboral estadounidense, aunque positiva para la economía en general, introduce un elemento de incertidumbre para el oro, ya que reduce la probabilidad de recortes agresivos en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
Esta perspectiva se ve reforzada por el desplazamiento de las expectativas de recortes de tasas por parte de la Fed, ahora postergadas hasta prácticamente la segunda mitad de 2025. Un entorno de tasas de interés más altas tradicionalmente ejerce presión sobre el oro, ya que este último no ofrece rendimiento. La postergación de los recortes de tasas por parte de la Fed impacta directamente en el atractivo del oro como activo refugio.
A pesar de estos factores adversos, el oro ha encontrado cierto respaldo en la incertidumbre geopolítica, particularmente en relación con las posibles políticas arancelarias. Las declaraciones sobre la imposición de aranceles a Canadá, México, China e incluso a los países BRICS, han añadido un componente de riesgo al panorama económico global. En momentos de incertidumbre política y económica, el oro resurge como un activo de refugio seguro. Además, la continua acumulación de oro por parte del Banco Central de China por segundo mes consecutivo refuerza la demanda física del metal, ofreciendo un soporte adicional a los precios.
Los operadores del mercado aguardan con interés la publicación de nuevos datos de empleo en EE. UU., incluyendo el crucial informe de nóminas no agrícolas, así como las actas del FOMC, en busca de señales más claras sobre la dirección futura de la política monetaria. En este contexto, el oro se encuentra en una encrucijada, navegando entre la fortaleza del dólar, las presiones inflacionarias, las expectativas sobre la política de la Fed y la creciente incertidumbre geopolítica. Esta compleja interacción de factores continuará definiendo la trayectoria del metal precioso en el futuro cercano.
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