Durante la última semana, el oro ha ampliado sus pérdidas, rompiendo por debajo del importante nivel psicológico de soporte en los 3.300 $. El optimismo en torno a los acuerdos arancelarios y un fuerte repunte en las acciones estadounidenses han reducido considerablemente el atractivo del oro. Dicho esto, el aumento de las expectativas del mercado de un recorte de tipos en julio, las crecientes preocupaciones sobre la independencia de la política monetaria de la Fed y un dólar estadounidense más débil continúan ofreciendo un entorno favorable.
De cara al futuro, además de las negociaciones comerciales en curso, los inversores deben prestar especial atención a los datos de empleo de EE. UU. de esta semana y al foro de Sintra, ambos eventos que podrían aportar mayor claridad sobre el rumbo de los tipos de interés de la Fed —y potencialmente cambiar la dinámica del mercado del oro.
En el gráfico diario de XAUUSD, el oro ha ampliado su retroceso desde mediados de junio. Con un impulso bajista en aumento, el viernes pasado los precios cerraron por debajo de la media móvil de 50 días por primera vez desde enero, rompiendo una zona clave de soporte técnico. El nivel de los 3.300 $ no logró mantenerse, y el metal cerró el día por debajo de esa cifra. En las primeras horas del lunes, el oro cotizaba en torno a los 3.270 $.
Si la presión bajista persiste, el soporte podría encontrarse cerca de los mínimos de la zona de los 3.170 $, vistos a mediados de abril. Por el contrario, si los alcistas recuperan el control y logran reconquistar los 3.300 $ y la media móvil de 50 días, eso podría marcar el inicio de una recuperación.
Aunque la rápida desescalada de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio fue el catalizador inicial de esta caída, lo que realmente está impulsando la tendencia bajista sostenida es una combinación de reducción de fricciones comerciales y el fuerte repunte en los mercados bursátiles, lo que está debilitando la demanda de activos refugio como el oro.
En el frente comercial, el TACO parece haber funcionado una vez más. La semana pasada, Bessent propuso eliminar los aranceles de represalia bajo la Sección 899, para después afirmar el viernes que podría alcanzarse un acuerdo antes del Día del Trabajo (1 de septiembre), lo que convierte la fecha límite del 9 de julio para pausar los aranceles en una mera formalidad. Tanto EE. UU. como la UE han expresado su confianza en llegar a un acuerdo antes de la fecha límite, aunque las conversaciones entre EE. UU. y Canadá se han estancado debido al impuesto sobre servicios digitales. En general, el tono más constructivo sobre el comercio está reduciendo la ansiedad en los mercados y presionando al oro.
El repunte del sentimiento también ha contagiado a las bolsas. El Nasdaq y el S&P 500 han registrado subidas durante siete jornadas consecutivas, alcanzando ambos nuevos máximos históricos. Un impulso similar se ha visto en el Nikkei y en el DAX 40 de Alemania. Los inversores parecen estar pasando de una postura defensiva a una actitud dominada por el “FOMO” (miedo a quedarse fuera), lo que reduce aún más el atractivo del oro.
Aun así, el oro no está fuera del juego. Hay otra cara de la moneda. Varios funcionarios de la Fed —incluidos Bowman y Waller— han adoptado recientemente un tono más moderado. Aunque la inflación subyacente del PCE de mayo se situó en el 2,7 % interanual (ligeramente por encima de las expectativas), la tasa anualizada a tres meses cayó bruscamente hasta el 1,7 %, lo que refuerza las expectativas de recortes de tipos más adelante este año. La probabilidad implícita en el mercado de un recorte en julio subió del 13 % al 18 % tras la publicación de los datos. Esta mayor probabilidad de tipos más bajos actúa como viento a favor para el oro, que no ofrece rentabilidad por sí mismo.
Otro factor que respalda al oro es la creciente preocupación por la independencia de la Fed. La Casa Blanca ha intentado influir en la política monetaria, y Trump ha amenazado con nominar al sucesor de Powell antes de octubre. Si se nombra anticipadamente a un “presidente en la sombra” que empiece a orientar la política antes de que finalice oficialmente el mandato de Powell, podría minarse gravemente la confianza en la política monetaria de EE. UU. Un escenario así impulsaría la demanda de activos refugio y aceleraría aún más la tendencia global hacia la desdolarización —ambos factores positivos para el oro.
Si a esto se suma un dólar más débil y una caída de los rendimientos reales, el coste de oportunidad de mantener oro se reduce aún más. Mientras tanto, los bancos centrales siguen acumulando reservas de oro, lo que contribuye a establecer un suelo firme para el precio.
En resumen, el oro está bajo presión y actualmente está poniendo a prueba niveles técnicos de soporte clave. La disminución de las tensiones arancelarias y el auge en los mercados bursátiles han drenado los flujos hacia activos refugio, pero el tono dovish de la Fed, la persistencia de fricciones comerciales y la debilidad del dólar siguen contribuyendo a mantener los precios. Personalmente, me inclino por “comprar en la caída” por ahora, aunque si los precios rompen por debajo de los 3.280 $, reconsideraré mi posición.
Para el resto de la semana, el informe de nóminas no agrícolas del viernes será el más importante. El mercado espera un aumento de 110.000 empleos, muy por debajo de los 139.000 del mes pasado, y un ligero aumento en la tasa de desempleo hasta el 4,3 %.
Dado que la Fed está evaluando activamente cuándo comenzar a recortar los tipos, los mercados podrían mostrarse más sensibles a las sorpresas negativas que a las positivas. Si la cifra principal cae por debajo de los 100.000 empleos y la tasa de desempleo sube hasta el 4,4 %, es más probable que la reunión del FOMC de julio sea “activa” o, al menos, que prepare el camino para un recorte en septiembre.
También será clave seguir el Foro de Sintra, que se celebra de lunes a miércoles. Estarán presentes la presidenta del BCE, Christine Lagarde, el presidente de la Fed, Jerome Powell, junto con otros tres gobernadores de bancos centrales importantes. Sus opiniones sobre los riesgos de inflación, la desaceleración del crecimiento y los aranceles —además de sus señales sobre la trayectoria de los tipos de interés— podrían generar más volatilidad en el mercado del oro.
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