La criptomoneda líder ha mostrado cierta resiliencia estabilizándose en torno a los $84,000 USD, aunque enfrentándose a una resistencia significativa cerca de los $85,000 USD, dictaminada por el promedio móvil exponencial de 200 días.
La acción del precio de Bitcoin está actualmente definida por una tensión palpable: la resiliencia técnica frente a la creciente presión de factores externos, principalmente los flujos institucionales y el panorama macroeconómico.
Un factor determinante en la dinámica reciente son los flujos de los ETFs de Bitcoin al contado en Estados Unidos. Tras una breve racha de entradas netas, hemos visto una reversión significativa, con salidas netas que alcanzaron los $169.87 millones el miércoles. Las salidas netas observadas en los ETFs de Bitcoin son una señal de alerta; indican que el apetito institucional, motor clave del último rally, muestra signos de fragilidad y necesita estabilizarse para soportar precios más altos. Estos flujos negativos sugieren que, por ahora, las instituciones adoptan una postura de “esperar y ver”.
Este comportamiento se enmarca en un contexto de elevada incertidumbre macroeconómica global. El reciente tono restrictivo (“hawkish”) de la Reserva Federal de EE. UU., que ha enfriado las expectativas de recortes inminentes de tasas de interés citando presiones inflacionarias vinculadas a políticas arancelarias, impacta el apetito por activos de riesgo como Bitcoin. En un entorno donde la Fed prioriza la lucha contra la inflación y la aversión al riesgo aumenta, Bitcoin lucha por encontrar un catalizador alcista claro, ya que los inversores tienden a buscar activos refugio tradicionales.
Añadiendo una capa adicional de preocupación, han surgido informes sobre la posible venta de Bitcoin confiscado por autoridades chinas. Aunque no confirmado, este evento potencial añadiría una presión vendedora considerable en un momento donde la demanda institucional parece debilitarse. Cualquier aumento inesperado de la oferta, como la posible liquidación de activos confiscados, podría exacerbar la presión bajista si la demanda institucional no se recupera con fuerza.
A pesar de estas presiones, Bitcoin no ha colapsado. Se mantiene por encima de soportes clave y la resiliencia observada, incluso frente al discurso de la Fed, es notable. Parte de este soporte podría venir de la expectativa del mercado de que, eventualmente, la Fed tendrá que pivotar hacia recortes de tasas (quizás hacia junio, según los mercados), lo que podría apoyar activos de riesgo.
Mirando hacia adelante, el camino de Bitcoin parece depender crucialmente de dos factores: la reanudación de flujos positivos y sostenidos hacia los ETFs y un cambio en el sentimiento macroeconómico que revitalice el apetito por el riesgo. Técnicamente, el nivel de $85,000 USD es ahora el campo de batalla clave.
En conclusión, si bien la estructura del mercado a largo plazo puede seguir siendo constructiva, el corto plazo para Bitcoin se presenta desafiante, dominado por la cautela institucional y los vientos en contra macroeconómicos. La estabilización de los flujos de ETF será el primer indicio fundamental para evaluar un posible cambio de tendencia.
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