La decisión de Banxico se sustenta en tres factores clave que han permitido al banco central proceder con la continuación de la normalización del costo del dinero en México. En primer lugar, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) también ha comenzado a normalizar su política monetaria, recortando su tasa en 50 pb, un movimiento que influyó de manera positiva en la decisión de Banxico. Aunque no existe una sincronía explícita entre ambas instituciones, históricamente tienden a actuar en paralelo. La FED, al proceder de manera más agresiva, ha brindado a Banxico un mayor margen de maniobra, minimizando el riesgo de volatilidad en el tipo de cambio.
El segundo factor clave es la trayectoria de la inflación en México, que ha retomado una tendencia de desaceleración. Durante la primera quincena de septiembre, la inflación general descendió a 4.66%, mientras que la inflación subyacente se ubicó en 3.95%, ambas por debajo de las expectativas del mercado. Esta caída de los precios ha permitido a Banxico actuar con mayor libertad en la reducción de tasas sin comprometer su objetivo de mantener la estabilidad de precios.
Finalmente, el peso mexicano, que había estado presionado por factores políticos internos, ha mostrado una mayor estabilidad en las últimas semanas, cotizando por debajo del nivel psicológico de 20 pesos por dólar. Esta estabilidad en el tipo de cambio es un factor que facilita a Banxico ejecutar su política monetaria sin incrementar la volatilidad en los mercados financieros locales.
En su comunicado, Banxico revisó ligeramente a la baja sus previsiones de inflación para finales de 2024. La inflación general ahora se espera que cierre el año en 4.3%, una décima menos que el pronóstico anterior, mientras que la inflación subyacente se ajustó a 3.8%. Estos ajustes indican una creciente confianza en que la tendencia desinflacionaria continuará, siempre que los riesgos globales y locales no alteren significativamente las condiciones macroeconómicas.
Sin embargo, a pesar de este panorama favorable en cuanto a la inflación, las perspectivas de crecimiento económico en México siguen siendo moderadas. La actividad económica ha mostrado señales de desaceleración y Banxico reconoce que persisten riesgos tanto internos como externos que podrían afectar la recuperación. Entre los riesgos globales se destacan las tensiones geopolíticas y las presiones inflacionarias, mientras que, a nivel interno, la incertidumbre política y la debilidad en sectores clave de la economía continúan limitando las posibilidades de crecimiento.
El recorte de 25 pb fue aprobado por la mayoría de los miembros de la junta de Banxico, con la excepción de un miembro que votó por mantener la tasa en 10.75%, lo que refleja que aún no existe un consenso unánime sobre el ritmo adecuado para la normalización de la política monetaria. No obstante, Banxico ha dejado abierta la puerta para futuros ajustes, mencionando que las próximas decisiones dependerán de la evolución de los datos económicos, tanto en términos de inflación como de crecimiento.
Es importante resaltar que el recorte actual se da en un contexto de política monetaria que sigue siendo restrictivo. A pesar de las reducciones recientes, las tasas de interés en México se mantienen en niveles relativamente elevados. Esto sugiere que, aunque se anticipan más recortes en el futuro cercano, Banxico procederá con cautela para evitar que las expectativas inflacionarias se desanclen.
Tras la decisión del Banxico, el peso mexicano (MXN) encontró apoyo inicial, aunque parte del impulso se ha visto limitado, con el USD/MXN respetando el nivel de 19.6. Desde una perspectiva técnica, el par continúa operando en niveles no observados en varios años, y se mantiene a la espera de mayor claridad que determine si el perfil continuará su trayectoria alcista.
La resistencia inicial de relevancia se sitúa en el retroceso de Fibonacci del 38.20%, alrededor de los 19.9, una zona que coincide con el nivel psicológico clave de 20 pesos por dólar. Si esta área es vulnerada, el peso mexicano podría enfrentarse a una situación delicada, con el siguiente nivel de resistencia significativo en los 22 pesos por dólar.
La decisión de Banxico de recortar su tasa de interés en 25 pb es un paso importante dentro de su proceso de normalización monetaria, influenciado tanto por factores externos, como las acciones de la FED, como por el entorno interno de menor inflación y mayor estabilidad cambiaria. A pesar de las señales positivas en cuanto a la inflación, los riesgos económicos persisten, y la junta de gobierno ha dejado claro que sus futuras decisiones dependerán de la evolución de los datos macroeconómicos. En este contexto, Banxico reafirma su compromiso de garantizar la estabilidad de precios, mientras sigue buscando apoyar el crecimiento económico en un entorno global cada vez más complejo.
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